Los pingüinos (familia Spheniscidae, orden Sphenisciformes) son un grupo de aves marinas, no voladoras, que se distribuyen únicamente en el Hemisferio Sur, sobre todo en sus altas latitudes. Los primeros europeos en registrar la observación de estas aves fueron miembros de la primera expedición de Vasco da Gama, que las llamaron pájaros niño o pájaros bobos por su andar torpe y erguido y al ser un ave incapaz de volar. Años más tarde, cuando los primeros británicos vieron a estos animales, los llamaron penguins (del galés penwyn, pen = cabeza y qwyn = blanca), que era el nombre que daban al alca gigante del Atlántico norte (Pinguinus impennis).1 Sin embargo y pese a las aparentes similitudes resultado de la convergencia evolutiva, las alcas del Hemisferio Norte no están relacionadas con los pingüinos. Tras la extinción del alca gigante a fines del siglo XIX, el nombre pingüino se perpetuó en las aves de la familia Spheniscidae.
Existe controversia respecto a la cantidad de especies que existen actualmente, variando entre 16 y 19 según el criterio utilizado, aunque el número que cuenta con mayor consenso es el de 17 especies. Estas especies se dividen en 6 géneros bien definidos, algunos de los cuales también incluyen especies extintas.
Los pingüinos son las únicas aves vivientes no voladoras adaptadas al buceo propulsado por las alas. Por ello, sus alas se han convertido en aletas con huesos fuertemente comprimidos y articulaciones rígidas que impiden el movimiento independiente de los huesos del ala. Los huesos son más densos que los de otras aves, aumentando su resistencia a los impactos y aumentando también el peso del ave reduciendo su flotabilidad. Las patas están situadas muy atrás en el cuerpo, dificultando el desplazamiento en tierra pero actuando como timones bajo el agua. Los pingüinos son capaces de alcanzar velocidades de hasta 60 km/h, aunque su velocidad normal oscila entre 5 y 10 km/h. El tiempo de inmersión aumenta en base al tamaño de la especie, siendo el emperador (Aptenodytes forsteri) el que contiene más tiempo la respiración: unos 18 minutos. Las principales reservas de oxígeno durante estos periodos se encuentran no en forma de oxigeno pulmonar, sino que se halla captado en la musculatura que contiene altas cantidades de mioglobina.[cita requerida]
Los pingüinos son capaces de retener la mayor parte de su calor corporal y esta adaptación les permite habitar las regiones más frías. Su plumaje consta de tres capas, poseen una capa de grasa bajo la piel y un sistema de vasos sanguíneos especializados en las aletas y patas que tempera estas regiones expuestas del cuerpo. Estas adaptaciones son tan efectivas en la conservación del calor que las especies que viven en regiones templadas suelen sobrecalentarse, para lo cual poseen sus propias adaptaciones, tales como la existencia de áreas de piel desnuda en el rostro, aletas más largas y patas que actúan como radiadores. Igualmente pasan la mayor parte de su tiempo en el agua fría. Otra adaptación térmica se relaciona con el tamaño, ya que las especies templadas son en general pequeñas (el pingüino de las Galápagos es el más pequeño del género Spheniscus) lo que les ayuda a disipar el calor más velozmente que a las especies de mayor tamaño.
Los pingüinos de los géneros Aptenodytes, Megadyptes, Eudyptula y Spheniscus se alimentan fundamentalmente de peces. El género Pygoscelis se alimenta fundamentalmente de plancton. La dieta del género Eudyptes es muy poco conocida pero se cree que muchas especies se alimentan fundamentalmente de plancton. En todos los casos la dieta se complementa con cefalópodos o plancton.[cita requerida]
Todos los pingüinos, al igual que otras aves marinas, poseen una glándula que les permite eliminar el exceso de sal al ingerir agua de mar y hace innecesaria la ingestión de agua dulce.
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